lunes, 12 de marzo de 2012

En el diario "El Universal"

Casualidades de la vida, el Güerito ha salido hoy en el diario "El Universal". Os adjunto el enlace a la noticia y os transcribo el mail que le envié a Ana Anabitarte, la periodista que firma el artículo.
Aquí adjunto el enlace al artículo, y más abajo la imagen de la versión en papel donde incluye fotos:

http://www.eluniversal.com.mx/internacional/76907.html

Hola Ana, te cuento un poco mi historia:

Madrid:

Yo soy un chico de Madrid, nací y -hasta venir a México- viví allí toda mi vida. Actualmente tengo 30 años (soy del 82) y estudié la carrera de arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid.

Durante mis años de estudiante, en plena bonanza económica y especialmente del ladrillo, el trabajo abundaba y los becarios dentro de los estudios éramos muy demandados: amparados en contratos del COIE (la bolsa de trabajo de la Politécnica), las empresas sólo cotizaban un 2% de nuestro sueldo, por lo que podían ofrecer condiciones muy interesantes: yo he cobrado entre 900 y 1100 € por trabajar media jornada (5-6 horas). Huelga decir que durante los 3 últimos años de mi carrera (2005-2008) compatibilicé los estudios con trabajos a media jornada, ganando una importante experiencia con una calidad de vida no muy habitual en estudiantes de mi edad de otras carreras.

Como antes te comentaba, eran tiempos muy buenos en el sector de la construcción, y lo habitual era que a través del boca a boca entre amigos, se pidiesen de forma continuada más y más becarios desde los estudios. En una carrera donde además de la experiencia cobra mucha importancia el reparto de responsabilidades (quién visa y firma el proyecto), muchas veces el mismo trabajo lo podía sacar adelante un estudiante de últimos cursos que un titulado en sus primeros años. Si tenemos en cuenta que los segundos operaban habitualmente como autónomos, a igualdad de condiciones las prestaciones para un estudiante eran mucho más atractivas. En muchas ocasiones, sólo la mayor cantidad de horas que podían trabajar, marcaba la diferencia entre un becario y un titulado.

En la traca final de la burbuja no era muy consciente de esto, pero cuando el trabajo empezase a escasear este esquema haría mucho daño dentro del colectivo, sobre todo a los jóvenes que título en mano buscábamos iniciar una nueva etapa profesional.

En 2008 dejé de trabajar para centrarme en mi Proyecto de Fin de Carrera (PFC), el cuál entregué en Enero de 2009. Ya era un arquitecto y tras un par de meses de descanso empecé a pensar qué hacer con mi futuro. Durante los primeros meses y mientras se definían opciones más concretas, me asocié con varios compañeros de la carrera para hacer concursos públicos, tanto nacionales como internacionales. Estas asociaciones se convirtieron a la larga en “Af4 estudio”, que estaba formado por 3 recién titulados y un antiguo jefe de uno de nosotros, que nos apoyaba en concursos donde se tenía que certificar mayor experiencia profesional. Fueron meses de cierta incertidumbre en los que trabajos puntuales nos ayudaban a salir adelante, pero sin dejar mucho para el camino.

Durante el verano, mi socio Alex y yo decidimos apuntarnos a un Master que iniciaría en Octubre, el mío de Gestión de Proyectos (o como se dice de forma más pomposa “Project Management”). En los comienzos del master tuvimos conocimiento de un concurso de vivienda para 19 unifamiliares en Boadilla del Monte -promovido por una cooperativa- y en el que participaban entre otros profesores de nuestro propio master. En Enero de 2010 nos comunicaron que habíamos ganado el concurso, así que los siguientes meses fueron frenéticos: trabajando desde temprano en el proyecto, y asistiendo de 18 a 22 a clase. Era nuestro primer gran trabajo, así que tampoco aspirábamos a hacernos de oro, pero tampoco nos podíamos quejar, pocos arquitectos por debajo de 30 años tenían la posibilidad de hacer una obra de 6500 m2 construidos firmada por ellos. En este caso el trabajar con un arquitecto con algo más de experiencia también fue un importante apoyo, y un empujón definitivo para obtener el encargo.

México:

Yo desde los últimos cursos de carrera siempre había pensado en salir fuera a trabajar, siendo mi primer objetivo Londres. La crisis se encargó de posponer esta inquietud: dos amigos míos estaban en Londres cuando estaba en el tramo final de mi PFC y se tuvieron que volver. Uno porque no encontró trabajo tras 3 meses de búsqueda in situ, otro que tenía trabajo porque le despidieron. El primero de ellos terminó siendo mi socio, con el que hice el master y con quién realicé el proyecto de las viviendas.

Terminando el proyecto de Ejecución de las viviendas, empezamos a notar con toda su crudeza la crisis del sector, resultaba muy difícil encontrar encargos. A esto había que sumar mis ganas de empezar a ganar experiencia en lo que había aprendido en el master, lo que decidí aprovechar para rescatar mis viejas ganas de salir fuera a probar suerte.

Así que empecé a mover el cv. Mis principales objetivos eran Londres, Estados Unidos, México y Dubai (dos grandes si bien de capa caída, y dos emergentes que despuntaban con fuerza, sobre todo la primera). Por suerte para mí, poco antes de conseguir la oferta para México, me llegó una propuesta en Madrid que pasé a mi socio no sin cierto reproche por parte de mis padres, con quienes aún vivía. Pero yo tenía claro mi apuesta, y esta oportunidad me permitía poder irme con la conciencia tranquila de no dejar en la estacada a mi socio.

La oferta de México me llegó a través de un amigo de mi padre (Jose Ramón), quién no sólo fue de gran ayuda en la búsqueda, si no que me brindaba una red de seguridad muy de agradecer en una aventura como ésta. Desde Madrid tuve dos entrevistas telefónicas con mi actual empresa, pero la última y definitiva tendría lugar en el DF, por lo que en el fondo yo no las tenía todas conmigo cuando me decidí a dar el paso.

A través de unos amigos de la universidad de Madrid, conocí a una chica que había estudiado mi misma carrera y que se encontraba aquí trabajando. Ella no sólo me acogió los primeros días, si no que me presentó a mi grupo actual de amigos. Cuando llegué tenía muy claro que quería abrazar la cultura a la que venía, no quería hacer como otros tantos que sólo se rodean de gente de su país y viven en “pseudo-guetos” de extranjeros. Esto no sólo me resultó muy sencillo en una cultura como la mexicana, que es enormemente hospitalaria con los que vienen de fuera, si no que además obtuve a cambio mucho más de lo que jamás hubiera esperado.

Si bien mi sueldo actual se encuentra -si lo llevamos a euros- en el rango de cuando era becario, esto puede resultar muy engañoso, pues por un lado mi sueldo de becario no era nada típico, y por otro, lo que aquí puedo hacer con él lo hace equivale a como si en Madrid estuviera cobrando entre 1,5 y 2 veces este monto. Pero más importante que eso, yo lo mediría en calidad de vida: me da para vivir tranquilamente sin privarme de nada, y de vez en cuando darme algún homenaje o lujo. Y todo esto sin olvidar que también me ha dado la opción de emanciparme.

Una de las palabras que utilizo siempre al referirme a mi llegada a México es suerte. Llegué a un país del que no conocía a nadie ni nada. Y a las dos/tres semanas llevaba una vida no muy diferente de la que llevo ahora y con la que me encuentro muy feliz.

Otra palabra que utilizo a menudo es actitud. Tengo que reconocer que no tenía ninguna idea preconcebida ni concreta cuando llegué aquí, pero el nivel de riqueza cultural y de la gente te absorbe si te dejas, siendo altamente gratificante y abriendo tu visión ampliamente. El “donde fueres haz lo que vieres” nunca había estado tan lleno de significado para mí.

El día 18 de Marzo hará un año que aterricé en el DF, y el 25 un año que entré a mi actual empresa.

Cuando me preguntan que si echo de menos España, muchas veces me da un poco de apuro reconocer que no. No es que no extrañe a mi familia y amigos, y por suerte Internet ayuda mucho a mantener el contacto con todos ellos (¡si hasta hice un blog para explicarles lo que iba viviendo y aprendiendo en este increíble lugar!). Pero tengo que reconocer que las oportunidades que estoy viviendo en este país –tanto profesionales como personales- no son las que yo –o al menos esa es mi impresión- hubiera tenido si me hubiera quedado.

Hablar con los amigos que se quedaron allí tampoco ayuda a cambiar esta idea. Todos te dicen lo bien que te ven, lo bien que hiciste en salirte de España, que la cosa está muy mal, que cada vez está más difícil… un conjunto de lugares comunes de esta crisis que consigue encogerte el alma, como el cartel que te adjunto o aquel artículo del País de “las ilusiones perdidas”:

(http://elpais.com/diario/2010/10/02/andalucia/1285971726_850215.html)

Para rematar, sólo citar el mejor consejo que me dieron cuando llegué al DF, éste venía de una amiga de la carrera que lleva ya unos años viviendo y trabajando en Chicago: “(…) Y mientras tanto a disfrutar de la ciudad y la experiencia de encontrarte solo en un sitio nuevo. Además de conocer mejor México DF, verás como acabas conociendo mejor a Miguel García!”

Y este es el blog que estoy llevando: http://puroalburguerito.blogspot.com/

1 comentario:

  1. Claro que si, no nos eches de menos y a por todas... un abrazo!! ;)

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