jueves, 22 de marzo de 2012

Terremoto

Hola hola,

El pasado día 20 se vivió en México un terremoto que por su magnitud se situó en segundo lugar de los vividos aquí, justo por detrás del famoso y devastador sismo que azotó con violencia el país el 19 de Septiembre de 1985. Así que en un intento por enterarme bien tanto de la jerga habitual en estos casos, como de la historia del país, me he pegado unas buenas lecturas que aquí os resumo:

En primer lugar empecemos por lo que es un sismo o terremoto: es una sacudida del terreno que ocurre por el choque de placas tectónicas, y la liberación de energía en el curso de una reorganización brusca de materiales de la corteza terrestre, cuando estos superan el estado de equilibrio mecánico. El punto en el interior de la tierra donde se produce este movimiento se denomina “hipocentro”, mientras que el área vertical a éste sobre la superficie (primer lugar donde se siente y donde con mayor intensidad repercute) es el “epicentro”.

Estas sacudidas se propagan en tres tipos de ondas:

- Ondas primarias o movimiento “oscilatorio”. Son las ondas más rápidas (8 a 13 km/h) y las ondas se propagan en el mismo sentido que la vibración de las partículas, y atraviesan tanto sólidos como líquidos. Esto provoca que se produzca un balanceo que se asemeja a si nos movieran de un lado a otro.

- Ondas secundarias o movimiento “trepidatorio”. Más lentas (4 a 8 km/h), su propagación es perpendicular al sentido de vibración de las partículas, atravesando únicamente sólidos. La sensación es la misma que si los objetos fueran lanzados al aire.

- Ondas superficiales. Son el resultado de la interacción de las 2 anteriores, resultando las de propagación más lentas (hasta 3,5 km/h) pero siendo las más dañinas. Se propagan a partir del epicentro y son similares a la olas que se forman en la superficie del mar.

La forma de catalogar los sismos más habitual/popular se pensaría que es la escala de Richter. Ésta escala, creada en California en 1935, surgió con el propósito de separar el gran número de terremotos pequeños en la zona, de los mayores y menos frecuentes. Para ello se tomó como referencia una escala de magnitud estelar que describe el brillo de los objetos celestes, y cuyo principal atractivo era su cualidad de crecimiento logarítmico y no lineal (la relación de un nivel con el superior es exponencial) en la medición de la energía liberada por el sismo.

Pero la escala de Richter tiene el problema de que a partir de niveles elevados se satura y todos los terremotos reflejan magnitudes similares. Es por esto que en la actualidad se utiliza “La escala sismológica de magnitud de momento”, introducida en 1979. En los medios es más popular la de Richter -atribuyéndosele los números al reportar temblores- cuando en realidad suele ser la de magnitud de momento. Para los temblores de magnitudes menores esto no constituye error ya que los parámetros empleados en ambas escalas coinciden, pero por eso cada vez más se utiliza el término magnitud a secas, y somos nosotros los que le ponemos inconscientemente el apellido.

Terremo del 85

En México es habitual que los epicentros de los temblores se sitúen en la costa del Pacífico, especialmente cerca de los estados de Michoacán y Guerrero. Si bien el del 20 de Marzo de 2012 fue en el estado de Guerrero, el del 85 se situó en el estado de Michoacán (contiguo y al norte de Guerrero), muy cerca del puerto de Lázaro Cárdenas. Su magnitud fue de 8,1 y empezando a las 7:19 am se prolongó durante algo más de dos minutos.

Las consecuencias más desastrosas se registraron en el Distrito Federal, donde los últimos números hablan de 10.000 muertos. Se tuvo que utilizar el estadio de béisbol del Seguro Social para acomodar y reconocer los cuerpos.

Los daños materiales fueron importantes, no ya sólo durante el temblor, sino a través del tiempo pues varios edificios que aguantaron en pie tuvieron posteriormente que ser derribados por los daños que había sufrido su estructura. Es curioso resaltar que los edificios más afectados no eran los más antiguos –mejor preparados para elevarse sobre terrenos arcillosos-, si no edificios relativamente nuevos que por motivos de corrupción y mala planeación, no habían tenido en cuenta esta característica del terreno y tenían claramente especificaciones inferiores a las que figuraban en contrato.

La electricidad sufrió graves cortes que 3 días después aún no se habían restituido más que en un 38%. El suministro de agua también se vio afectado, en parte por los daños en la infraestructura, y en parte por las alertas de sanidad por presencias de sangre en las muestras de agua potable. Así como las comunicaciones, principalmente con el extranjero.

A los problemas habituales en estos casos, hubo que sumar la reticencia del gobierno Federal (de Miguel de la Madrid) en un comienzo por recibir ayuda del exterior, ayuda que no se aceptó hasta que reconocieron la impotencia de los medios ante la magnitud del desastre. Frente a este hecho y en parte debido a él, la respuesta civil en cambio fue inmediata, y pese al alto grado de improvisación, de gran ayuda.

A raíz del temblor, se creó un Sistema de Alerta Sísmica (SAS) que recorre la conocida como “Brecha de Guerrero” desde 1991, y que desde sus 12 estaciones sísmicas, avisan de todo temblor superior a una magnitud 5, llegando el aviso con hasta 60 segundos de antelación de la llegada del temblor a la Ciudad de México

miércoles, 21 de marzo de 2012

1 añito

El día 18 de Marzo de 2011, a eso de las 18:15 aterrizaba en el D.F. un servidor. Mucho ha llovido desde entonces, y aunque el objetivo original de esta bitácora era el de poder transmitir a los que estaban al otro lado del charco mis impresiones, descubrimientos, vivencias e intenciones; varias entregas después también se ha convertido en un plano a lo largo de ya más de 365 días, en los que sin entrar en detalles –muchas cosas quedan premeditadamente fuera de este tintero- se puede ver una hoja de ruta en la que no puedo si no darme cuenta de lo mucho que tengo que agradecer: A los que están y a los que estuvieron, a los que han hecho todo esto posible, y a los que aún en la distancia forman parte de esta aventura apoyándome, escuchándome, estando a su manera ahí. Gracias a todos.


1 añito ya (y los que te rondaré morena) alegremente cantando: Viva México cabrones!!!

lunes, 12 de marzo de 2012

En el diario "El Universal"

Casualidades de la vida, el Güerito ha salido hoy en el diario "El Universal". Os adjunto el enlace a la noticia y os transcribo el mail que le envié a Ana Anabitarte, la periodista que firma el artículo.
Aquí adjunto el enlace al artículo, y más abajo la imagen de la versión en papel donde incluye fotos:

http://www.eluniversal.com.mx/internacional/76907.html

Hola Ana, te cuento un poco mi historia:

Madrid:

Yo soy un chico de Madrid, nací y -hasta venir a México- viví allí toda mi vida. Actualmente tengo 30 años (soy del 82) y estudié la carrera de arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid.

Durante mis años de estudiante, en plena bonanza económica y especialmente del ladrillo, el trabajo abundaba y los becarios dentro de los estudios éramos muy demandados: amparados en contratos del COIE (la bolsa de trabajo de la Politécnica), las empresas sólo cotizaban un 2% de nuestro sueldo, por lo que podían ofrecer condiciones muy interesantes: yo he cobrado entre 900 y 1100 € por trabajar media jornada (5-6 horas). Huelga decir que durante los 3 últimos años de mi carrera (2005-2008) compatibilicé los estudios con trabajos a media jornada, ganando una importante experiencia con una calidad de vida no muy habitual en estudiantes de mi edad de otras carreras.

Como antes te comentaba, eran tiempos muy buenos en el sector de la construcción, y lo habitual era que a través del boca a boca entre amigos, se pidiesen de forma continuada más y más becarios desde los estudios. En una carrera donde además de la experiencia cobra mucha importancia el reparto de responsabilidades (quién visa y firma el proyecto), muchas veces el mismo trabajo lo podía sacar adelante un estudiante de últimos cursos que un titulado en sus primeros años. Si tenemos en cuenta que los segundos operaban habitualmente como autónomos, a igualdad de condiciones las prestaciones para un estudiante eran mucho más atractivas. En muchas ocasiones, sólo la mayor cantidad de horas que podían trabajar, marcaba la diferencia entre un becario y un titulado.

En la traca final de la burbuja no era muy consciente de esto, pero cuando el trabajo empezase a escasear este esquema haría mucho daño dentro del colectivo, sobre todo a los jóvenes que título en mano buscábamos iniciar una nueva etapa profesional.

En 2008 dejé de trabajar para centrarme en mi Proyecto de Fin de Carrera (PFC), el cuál entregué en Enero de 2009. Ya era un arquitecto y tras un par de meses de descanso empecé a pensar qué hacer con mi futuro. Durante los primeros meses y mientras se definían opciones más concretas, me asocié con varios compañeros de la carrera para hacer concursos públicos, tanto nacionales como internacionales. Estas asociaciones se convirtieron a la larga en “Af4 estudio”, que estaba formado por 3 recién titulados y un antiguo jefe de uno de nosotros, que nos apoyaba en concursos donde se tenía que certificar mayor experiencia profesional. Fueron meses de cierta incertidumbre en los que trabajos puntuales nos ayudaban a salir adelante, pero sin dejar mucho para el camino.

Durante el verano, mi socio Alex y yo decidimos apuntarnos a un Master que iniciaría en Octubre, el mío de Gestión de Proyectos (o como se dice de forma más pomposa “Project Management”). En los comienzos del master tuvimos conocimiento de un concurso de vivienda para 19 unifamiliares en Boadilla del Monte -promovido por una cooperativa- y en el que participaban entre otros profesores de nuestro propio master. En Enero de 2010 nos comunicaron que habíamos ganado el concurso, así que los siguientes meses fueron frenéticos: trabajando desde temprano en el proyecto, y asistiendo de 18 a 22 a clase. Era nuestro primer gran trabajo, así que tampoco aspirábamos a hacernos de oro, pero tampoco nos podíamos quejar, pocos arquitectos por debajo de 30 años tenían la posibilidad de hacer una obra de 6500 m2 construidos firmada por ellos. En este caso el trabajar con un arquitecto con algo más de experiencia también fue un importante apoyo, y un empujón definitivo para obtener el encargo.

México:

Yo desde los últimos cursos de carrera siempre había pensado en salir fuera a trabajar, siendo mi primer objetivo Londres. La crisis se encargó de posponer esta inquietud: dos amigos míos estaban en Londres cuando estaba en el tramo final de mi PFC y se tuvieron que volver. Uno porque no encontró trabajo tras 3 meses de búsqueda in situ, otro que tenía trabajo porque le despidieron. El primero de ellos terminó siendo mi socio, con el que hice el master y con quién realicé el proyecto de las viviendas.

Terminando el proyecto de Ejecución de las viviendas, empezamos a notar con toda su crudeza la crisis del sector, resultaba muy difícil encontrar encargos. A esto había que sumar mis ganas de empezar a ganar experiencia en lo que había aprendido en el master, lo que decidí aprovechar para rescatar mis viejas ganas de salir fuera a probar suerte.

Así que empecé a mover el cv. Mis principales objetivos eran Londres, Estados Unidos, México y Dubai (dos grandes si bien de capa caída, y dos emergentes que despuntaban con fuerza, sobre todo la primera). Por suerte para mí, poco antes de conseguir la oferta para México, me llegó una propuesta en Madrid que pasé a mi socio no sin cierto reproche por parte de mis padres, con quienes aún vivía. Pero yo tenía claro mi apuesta, y esta oportunidad me permitía poder irme con la conciencia tranquila de no dejar en la estacada a mi socio.

La oferta de México me llegó a través de un amigo de mi padre (Jose Ramón), quién no sólo fue de gran ayuda en la búsqueda, si no que me brindaba una red de seguridad muy de agradecer en una aventura como ésta. Desde Madrid tuve dos entrevistas telefónicas con mi actual empresa, pero la última y definitiva tendría lugar en el DF, por lo que en el fondo yo no las tenía todas conmigo cuando me decidí a dar el paso.

A través de unos amigos de la universidad de Madrid, conocí a una chica que había estudiado mi misma carrera y que se encontraba aquí trabajando. Ella no sólo me acogió los primeros días, si no que me presentó a mi grupo actual de amigos. Cuando llegué tenía muy claro que quería abrazar la cultura a la que venía, no quería hacer como otros tantos que sólo se rodean de gente de su país y viven en “pseudo-guetos” de extranjeros. Esto no sólo me resultó muy sencillo en una cultura como la mexicana, que es enormemente hospitalaria con los que vienen de fuera, si no que además obtuve a cambio mucho más de lo que jamás hubiera esperado.

Si bien mi sueldo actual se encuentra -si lo llevamos a euros- en el rango de cuando era becario, esto puede resultar muy engañoso, pues por un lado mi sueldo de becario no era nada típico, y por otro, lo que aquí puedo hacer con él lo hace equivale a como si en Madrid estuviera cobrando entre 1,5 y 2 veces este monto. Pero más importante que eso, yo lo mediría en calidad de vida: me da para vivir tranquilamente sin privarme de nada, y de vez en cuando darme algún homenaje o lujo. Y todo esto sin olvidar que también me ha dado la opción de emanciparme.

Una de las palabras que utilizo siempre al referirme a mi llegada a México es suerte. Llegué a un país del que no conocía a nadie ni nada. Y a las dos/tres semanas llevaba una vida no muy diferente de la que llevo ahora y con la que me encuentro muy feliz.

Otra palabra que utilizo a menudo es actitud. Tengo que reconocer que no tenía ninguna idea preconcebida ni concreta cuando llegué aquí, pero el nivel de riqueza cultural y de la gente te absorbe si te dejas, siendo altamente gratificante y abriendo tu visión ampliamente. El “donde fueres haz lo que vieres” nunca había estado tan lleno de significado para mí.

El día 18 de Marzo hará un año que aterricé en el DF, y el 25 un año que entré a mi actual empresa.

Cuando me preguntan que si echo de menos España, muchas veces me da un poco de apuro reconocer que no. No es que no extrañe a mi familia y amigos, y por suerte Internet ayuda mucho a mantener el contacto con todos ellos (¡si hasta hice un blog para explicarles lo que iba viviendo y aprendiendo en este increíble lugar!). Pero tengo que reconocer que las oportunidades que estoy viviendo en este país –tanto profesionales como personales- no son las que yo –o al menos esa es mi impresión- hubiera tenido si me hubiera quedado.

Hablar con los amigos que se quedaron allí tampoco ayuda a cambiar esta idea. Todos te dicen lo bien que te ven, lo bien que hiciste en salirte de España, que la cosa está muy mal, que cada vez está más difícil… un conjunto de lugares comunes de esta crisis que consigue encogerte el alma, como el cartel que te adjunto o aquel artículo del País de “las ilusiones perdidas”:

(http://elpais.com/diario/2010/10/02/andalucia/1285971726_850215.html)

Para rematar, sólo citar el mejor consejo que me dieron cuando llegué al DF, éste venía de una amiga de la carrera que lleva ya unos años viviendo y trabajando en Chicago: “(…) Y mientras tanto a disfrutar de la ciudad y la experiencia de encontrarte solo en un sitio nuevo. Además de conocer mejor México DF, verás como acabas conociendo mejor a Miguel García!”

Y este es el blog que estoy llevando: http://puroalburguerito.blogspot.com/