Hola hola,
El pasado día 20 se vivió en México un terremoto que por su magnitud se situó en segundo lugar de los vividos aquí, justo por detrás del famoso y devastador sismo que azotó con violencia el país el 19 de Septiembre de 1985. Así que en un intento por enterarme bien tanto de la jerga habitual en estos casos, como de la historia del país, me he pegado unas buenas lecturas que aquí os resumo:
En primer lugar empecemos por lo que es un sismo o terremoto: es una sacudida del terreno que ocurre por el choque de placas tectónicas, y la liberación de energía en el curso de una reorganización brusca de materiales de la corteza terrestre, cuando estos superan el estado de equilibrio mecánico. El punto en el interior de la tierra donde se produce este movimiento se denomina “hipocentro”, mientras que el área vertical a éste sobre la superficie (primer lugar donde se siente y donde con mayor intensidad repercute) es el “epicentro”.
Estas sacudidas se propagan en tres tipos de ondas:
- Ondas primarias o movimiento “oscilatorio”. Son las ondas más rápidas (8 a 13 km/h) y las ondas se propagan en el mismo sentido que la vibración de las partículas, y atraviesan tanto sólidos como líquidos. Esto provoca que se produzca un balanceo que se asemeja a si nos movieran de un lado a otro.
- Ondas secundarias o movimiento “trepidatorio”. Más lentas (4 a 8 km/h), su propagación es perpendicular al sentido de vibración de las partículas, atravesando únicamente sólidos. La sensación es la misma que si los objetos fueran lanzados al aire.
- Ondas superficiales. Son el resultado de la interacción de las 2 anteriores, resultando las de propagación más lentas (hasta 3,5 km/h) pero siendo las más dañinas. Se propagan a partir del epicentro y son similares a la olas que se forman en la superficie del mar.
La forma de catalogar los sismos más habitual/popular se pensaría que es la escala de Richter. Ésta escala, creada en California en 1935, surgió con el propósito de separar el gran número de terremotos pequeños en la zona, de los mayores y menos frecuentes. Para ello se tomó como referencia una escala de magnitud estelar que describe el brillo de los objetos celestes, y cuyo principal atractivo era su cualidad de crecimiento logarítmico y no lineal (la relación de un nivel con el superior es exponencial) en la medición de la energía liberada por el sismo.
Pero la escala de Richter tiene el problema de que a partir de niveles elevados se satura y todos los terremotos reflejan magnitudes similares. Es por esto que en la actualidad se utiliza “La escala sismológica de magnitud de momento”, introducida en 1979. En los medios es más popular la de Richter -atribuyéndosele los números al reportar temblores- cuando en realidad suele ser la de magnitud de momento. Para los temblores de magnitudes menores esto no constituye error ya que los parámetros empleados en ambas escalas coinciden, pero por eso cada vez más se utiliza el término magnitud a secas, y somos nosotros los que le ponemos inconscientemente el apellido.
Terremo del 85
En México es habitual que los epicentros de los temblores se sitúen en la costa del Pacífico, especialmente cerca de los estados de Michoacán y Guerrero. Si bien el del 20 de Marzo de 2012 fue en el estado de Guerrero, el del 85 se situó en el estado de Michoacán (contiguo y al norte de Guerrero), muy cerca del puerto de Lázaro Cárdenas. Su magnitud fue de 8,1 y empezando a las 7:19 am se prolongó durante algo más de dos minutos.
Las consecuencias más desastrosas se registraron en el Distrito Federal, donde los últimos números hablan de 10.000 muertos. Se tuvo que utilizar el estadio de béisbol del Seguro Social para acomodar y reconocer los cuerpos.
Los daños materiales fueron importantes, no ya sólo durante el temblor, sino a través del tiempo pues varios edificios que aguantaron en pie tuvieron posteriormente que ser derribados por los daños que había sufrido su estructura. Es curioso resaltar que los edificios más afectados no eran los más antiguos –mejor preparados para elevarse sobre terrenos arcillosos-, si no edificios relativamente nuevos que por motivos de corrupción y mala planeación, no habían tenido en cuenta esta característica del terreno y tenían claramente especificaciones inferiores a las que figuraban en contrato.
La electricidad sufrió graves cortes que 3 días después aún no se habían restituido más que en un 38%. El suministro de agua también se vio afectado, en parte por los daños en la infraestructura, y en parte por las alertas de sanidad por presencias de sangre en las muestras de agua potable. Así como las comunicaciones, principalmente con el extranjero.
A los problemas habituales en estos casos, hubo que sumar la reticencia del gobierno Federal (de Miguel de la Madrid) en un comienzo por recibir ayuda del exterior, ayuda que no se aceptó hasta que reconocieron la impotencia de los medios ante la magnitud del desastre. Frente a este hecho y en parte debido a él, la respuesta civil en cambio fue inmediata, y pese al alto grado de improvisación, de gran ayuda.
A raíz del temblor, se creó un Sistema de Alerta Sísmica (SAS) que recorre la conocida como “Brecha de Guerrero” desde 1991, y que desde sus 12 estaciones sísmicas, avisan de todo temblor superior a una magnitud 5, llegando el aviso con hasta 60 segundos de antelación de la llegada del temblor a la Ciudad de México