lunes, 16 de mayo de 2011

U2 y los chulapos invanden el D.F.

Este fin de semana ha sido intenso e interesante. El sábado inició con una exposición de Fernando Szyszlo, un pintor de origen peruano y que posiblemente sea el máximo exponente vivo del arte abstracto de su país. Su estilo se caracteriza por un uso atípico de los colores y a mi gusto por hacer de su obra una escena dentro de otra, donde en un escenario completamente racional y controlado nos señala un elemento abstracto, casi cubista, pero con reminiscencias prehispánicas. La exposición tenía lugar en el antiguo colegio de San Ildefonso, edificio que si bien al exterior se encuentra un poco viejito, al interior y sobre todo en las salas, ha sido restaurado de una forma elegante que conjunta lo antiguo con lo moderno.

Tras una comida en una trattoria para celebrar el cumpleaños de una amiga, donde probé unos raviolis de cordero con salsa de menta exquisitos, nos dirigimos al estadio Azteca.

El estadio Azteca es con 105.000 asientos el tercer estadio más grande del mundo. Su gran capacidad en eventos deportivos es sólo superada cuando un concierto cuenta con un escenario que no provoca puntos ciegos en el graderío permitiendo su total aprovechamiento. Entonces a esas 105.000 hay que sumarle toda la gente que cabe a ras de suelo, haciendo un total de unas 120.000 a 130.000 personas. Pero claro, luego hay que ser capaz de llenarlo, y U2 con su gira 360º fue capaz de hacerlo por 3 días.

Teloneados por Snow Patrol -ahí es nada- U2 es de esos grupos que ofrece un show más que un concierto, componiendo un espectáculo capaz de arrancar aplausos incluso en los asistentes menos entregados (aunque de esos había pocos entre las más de cien mil personas). Uno de los elementos estrella del concierto fue el escenario, que con apariencia de ovni aterrizado de a saber dónde, requirió para su montaje casi 2 semanas. Con estética entre arácnida y circense, en sus 4 patas almacenaba gran parte de los elementos de luminotecnia y sonido, sujetando en sus tripas un cono de leds que conformaba una pantalla dinámica de 360º que se estiraba y encogía acompañando las canciones y llegando a ocultar a la banda, quién de vez en cuando aprovechaba para salir a dar una vuelta por el anillo exterior del escenario, adentrándose en la entregada multitud.


El domingo traía consigo una peculiaridad: era San Isidro (también en el DF). Ante la imposibilidad de conseguir boletos para el segundo partido de la semifinal de Pumas (que esta semana se juega la final a 2 partidos), el plan fue montar en bici y luego ir a un parque a comer rosquillas “listas”. Como ya os había comentado en alguna ocasión, los domingos cierran la calle de Reforma (equivalente a la Castellana en Madrid) para que los corredores, patinadores y ciclistas la tomen. A esto hay que unirle que este fin de semana se inició la feria de las naciones, con stands de varios países del mundo, lo cual me permitió que desayunar una tosta de pan tumaca con jamón y otro de butifarra con su alioli (además de comprar especias e ingredientes de otras partes del mundo, que pronto acabarán en algún plato). Y para luchar contra el calor no estuvo de más un paseo por los juegos de agua a los pies del monumento de la revolución.


Tras la reapertura al tráfico de Reforma, fuimos hacia la sección 2 del enorme parque de Chapultepec, donde se encuentra un monumento al agua y el sistema Lerma compuesto por varios elementos: el edificio del Cárcamo, la fuente Tlaloc y el mural de “el agua origen de la vida” de Diego Rivera.

La fuente de Tlaloc representa al dios de la lluvia y la fertilidad, el mismo cuya escultura preside la entrada al museo de arte antropológico.

El mural de Diego Rivera originalmente integraba unas compuertas que simbolizaban la entrada del agua a la ciudad, pero por motivos del deterioro que provocaba el contacto de ambos elementos, se decidió tras la última restauración cerrarlas. El mural representa por un lado el origen de la vida, por otro rinde homenaje a los ingenieros que trabajaron en la construcción del sistema Lerma y los obreros ofreciendo el agua a los ciudadanos, sigue con la culminación de la evolución en un hombre negro y una mujer asiática, termina mostrando los diversos usos del agua.

Interesante también es la obra de Ariel Guzik dentro del edificio Cárcamo: la cámara Lambdoda, que es un órgano de iglesia conectado a un elemento electrónico que sintetiza las ondas energéticas que transmite el agua, el aire, el sol y la energía de la atmósfera y a través de la decantación e interpretación de esa información transforma eso en sonido.

Como decía antes, el paso por el parque vino acompañado de unas rosquillas que había preparado especialmente para la ocasión, y de las que en esta otra entrada podréis ver más información.

Un gran, intenso y completo fin de semana en el DF con un leve matiz “chulapo”.

2 comentarios:

  1. Joer Miguelín, poco a poco te estás haciendo una guía cultural del DF... A ver si los euromillones quieren iluminarme y me hago una visita de semanas por ahí jejeje

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  2. Bien Miguel bien... ¡qué no falte de nada! ¡Qué tío! concierto de U2 y todo, que, aunque viejunos, en directo siempre lo petarán...
    Ya veo por el post de las rosquillas que empiezas a darlo todo... Good.
    Un abrazo.

    pd_ ¿Para cuándo un post de la vida nocturna del DF?

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