Después de un largo tiempo en el que el trabajo me ha tenido alejado del blog, he buscado un ratillo para poder relatar la experiencia que es estar en México durante el día de muertos:
Anterior a la llegada de los españoles, esta tradición que a día de hoy se podría pensar que compite con el Halloween americano (aunque quizá no tanto a juzgar por esta encuesta), fue declarada hace tiempo Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Celebrada el día 2 de noviembre -un día después del día de todos los santos-, su principal característica y seguramente la que ha llamado más la atención internacionalmente es la forma en que la cultura mexicana en general, pero particularmente en este día, se relaciona con la muerte de forma desenfadada y festiva:
Por un lado se aprecia claramente en la representación de la muerte o Catrina (a quién siempre se relaciona con las ocasiones importantes) como una señora alegre, vestida de manera elaborada, con ganas de divertirse e incluso de coquetear con los mortales. En este sentido, la imagen más difundida es un grabado de José Guadalupe Posada, cuyo nombre original es “La calavera garbancera”, y que inicialmente surgió como crítica a las personas de sangre indígena que pretendían ser europeos.
La vuelta de tuerca definitiva la dio Diego Rivera en el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, donde la calavera aparece vestida de la manera en que ahora se la suele representar, y acompañada de su creador (Posada). También se atribuye al muralista el uso del término “Catrina” en referencia a la muerte al explicar la obra, nombre que a día de hoy goza de gran popularidad.
Por otro lado, en la visita al cementerio para visitar a los muertos, donde el principal concepto a seguir es que se trata de un día para estar contentos y no para llorarle a los muertos. Las familias se congregan en torno a las tumbas y se llevan consigo comida y bebida para pasar el día, montando una ofrenda donde se depositan aquellas cosas que al difunto más gustaban en vida, y normalmente se termina también cantando sus canciones favoritas, rodeado del resto de vecinos. Es en definitiva un día festivo y alegre que encuentra su ejemplo más típico en la ciudad de Los Mochis (Sinaloa), al noroeste de México.
Entre los rasgos característicos de este día, destaca la profusión de calaveras, ya sea pintadas en las caras de niños y mayores, o en las ofrendas: en su versión cerámica con elaborados diseños y dibujos, o en su más dulce versión: de azúcar! En Aguascalientes existe un festival de Calaveras en la isla de San Marcos, uno de los lugares más bonitos y típicos para celebrar el 2 de noviembre.
También es un goloso acompañamiento el pan de muertos, de imagen muy característica, y de sabor similar al del roscón de reyes (desprovisto eso día de cualquier decoración que no sea el azucar).
Y para dotar de color esta celebración, qué más característico que la flor del Cempasúchil, que con su color anaranjado cubre altares, tumbas y en general cada superficie verde de la ciudad. Tampoco pueden faltar en este festival cromático los “papeles picados” de papel couche.
Un sitio muy especial para pasar el día en el DF es la Ciudad Universitaria, donde cada año se construye una megaofrenda en la plaza de “las islas”, centro neurálgico del campus. Este año el tema era un homenaje a Jorge Luis Borges, y era una gozada ver los distintos altares que cada universidad ofrendaba en un lugar tan bonito y rodeado de edificios tan interesante y representativos.
También en estas fechas tuvo lugar el 5º concurso de alebrijes monumentales del MAP (Museo de Arte Popular). El alebrije es una artesanía mexicana de papel o madera, típica de Oaxaca y que representa animales imaginarios pintados con colores alegres y vibrantes. Su invención se achaca a Pedro Linares López, quien al borde de la muerte y muy enfermo, dice que soño estar en un bosque donde estos seres lo acompañaron de camino de vuelta mientras le gritaban: “alebrijes, alebrijes”.
Como podéis ver, han sido unos días coloridos, interesantes, pero sobre todo muy típicos de esta tierra en la que poco a poco voy acumulando meses (ya van más de 7!). Y esperemos que aún por mucho tiempo.
Un saludo a todos y hasta la próxima entrada del blog, que me voy a ver a Sabina!