San Miguel Allende debe su nombre por un lado al monje franciscano que la fundó en 1542. Pero no fue hasta después la Guerra de la Independencia de México, cuando un oriundo del lugar llamado Ignacio Allende se destacó como líder clave, que la pequeña población pasó a ser ciudad y en reconocimiento a su héroe local quedó nombrada de la forma en que hoy la conoce todo el mundo.
Su centro histórico de carácter colonial es uno de los ejemplos más bonitos de este tipo de arquitectura de toda la república, y recientemente se ha convertido en un reclamo para residentes extranjeros –sobretodo norteamericanos- que están contribuyendo a renovar el centro histórico. Uno de los ejemplos más curiosos es el de algunos hoteles que van comprando propiedades no necesariamente aledañas, de forma que tu habitación puede estar fácilmente a 1 o 2 cuadras de la recepción. Esto que pudiera parecer una incomodidad queda rápidamente olvidado al poder disfrutar de estos edificios finamente restaurados, y darte cuenta de que el pasillo de tu hotel son las preciosas calles de la ciudad.
Cuernavaca por su parte es el destino de fin de semana preferido por los “chilangos”. Obviamente su cercanía al DF ayuda a esto tanto como encontrarse a medio camino en la carretera que va a Acapulco. Pero es su sobrenombre de “la ciudad de la eterna primavera” el que nos dará la clave para entender su popularidad, ya que en parte gracias a que está a 1100 metros por debajo del DF y se encuentra rodeada de montañas, mantiene un agradable microclima a lo largo de casi todo el año. Yo pude comprobarlo personalmente cuando en plena temporada de lluvias me traje un precioso “rojo cangrejo” de la estupenda visita de fin de semana a la casa y alberca que un amigo tiene allí. Tomarse un mezcalito tranquilamente disfrutando las vistas que tenía la casa, o disfrutar tumbado en la colchoneta de una chela y el sol, son cosas que en esta época del año sólo se pueden hacer si tienes a mano un sitio con un clima como el de Cuerna (y alguien que te invite a disfrutarlo, claro!).
Pero obviamente es difícil vivir en el DF y que no haya también cosas que contar de aquí. Aprovechando que tuve visita durante unos días, fui a la casa del arquitecto Luis Barragán. Premio Pritzker en 1980, su residencia es toda una leyenda que se conserva hasta hoy gracias a haberse convertido en un museo (de la casa misma). Es difícil explicar lo bueno que era este hombre sólo a través de las fotos de su obra, pero quizá ayude el explicar cómo su casa, estando aún vivo su dueño, se convirtió en centro de peregrinaje e inspiración para las generaciones de arquitectos que le siguieron.
Y como parece claro que no sólo de cultura vive este hombre, tampoco pude dejar escapar la ocasión para llevar a esta gente a la plaza Garibaldi. Conocida por ser un lugar donde los mariachis se reúnen, listos para ofrecer sus servicios a cualquier celebración, es uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad. Los mariachis son conjuntos musicales originarios de las regiones de Jalisco y Michoacán. Normalmente formado por entre 7 y 12 integrantes y acompañados de guitarras, trompetas y vihuelas, tienen en su haber un amplio repertorio que va de la ranchera al corrido, llegando incluso a las baladas y cumbias. Uno de los mitos sobre el origen de la palabra remite a la época de la invasión francesa, donde se utilizaban este tipo de conjuntos musicales para los “mariages” o bodas de los rancheros.
En nuestro caso y gracias a un amigo que anduvo muy hábil ante las dificultades que nos ponían para entrar a la famosa cantina “el Tenampa”, conseguimos que nos pusieran una mesa en mitad de la plaza, con nuestros tequilas fresquitos y un grupo de mariachis durante 45 minutos. La cara de sorpresa de todos fue poco a poco dando paso a las risas mientras disfrutábamos de nuestros 45 minutos (y los que siguieron!).
Para otro día quedan los mercados de Coyoacán y la ciudadela, la celebración del verano sueco en el DF, desayunar viendo las ruinas del templo mayor en el restaurante "la mayor"... y quién sabe, quizá la primera escapada a la playa.
Hasta la próxima!
P.D. Ah! y la foto de ahi arriba es de uno de los margaritas que cayeron en San Angel Inn (qué forma más fina de servirlos, y que ricos estaban los condenaos)
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