Dos mil trece se va señores, se
nos escurre entre unos dedos que ya no pueden detener la derrama de horas,
minutos y segundos que provocarán la caída de la última hoja de su calendario.
Atrás queda lo que cada uno quiera que forme parte de él, pero también aquello
que sin darnos cuenta se colará clandestinamente en el recuerdo de un año que,
al igual que sus hermanos mayores, pronto se despedirá de nosotros.
Para todos ustedes que alguna vez
siguieron esta bitácora, que con mayores grados de acierto y desacierto, fue
describiendo un año más el deambular de este amante de lo mexicano por lo ancho
y largo de esta increíble República, sólo ratificar lo que ya saben: que el
mayor peligro para el que viene visitando México, es el deseo de quedarse (y si
no que se lo digan a cierta romana y madrileño).
Y para el año que viene ¿qué les
digo? Lo mismo con que se brinda cada navidad en mi casa: “Que cuando peor
estemos, estemos como ahora”.
Un abrazo, felices fiestas, y
nunca dejen de alburear: al calendario, a la eventualidad, a la vida… Because “Such
is life in the Tropic”